25/3/09

Tocando en la herida

Un miércoles cualquiera, mientras estás en casa tranquilamente, sin hacer nada y haciendo todo a la vez, sin acordarte de nada en particular, pero de repente suena un telefono,llega un mensaje, un mail, tienes un comentario...¿quién es? primero sientes algo de ilusión pensando quien se a acordado esta vez de ti, quien quiere compartir alguno de sus valiosos segundos contigo, lees el nombre, y el estómago te da un vuelco, justo quien menos te esperabas, justo el/la causante del dolor que estaba ya casi olvidado o al menos no presente las 24 horas al día, con lo agusto que estabas con el distanciamiento, viendo que eras capaz de seguir tu vida sin esa persona en tu entorno, y empieza sa recordar y como no, la tristeza vuelve a llamar a la puerta, y aunque no la abras, logra colarse por un arendija y se acomoda a tu lado.
Se desanda lo andado y se vuelve a empezar, esta vez con algo más de peso, el peso que provoca el dolor prolongado.
Que puntualidad ahora que estaba tranquila que tu existencia no me perturbaba vuelves a dar señales de vida. esperanzadoras pero punzantes, y se siguen clavando...

¿¿ALGÚN DÍA DEJARÁS DE DOLER??

1 comentario:

liferose-mariqui dijo...

el peso del dolor prolongado. Esa frase se me ha clavado muy profundo en el corazón.
Es el peor dolor de todos, el dolor que se suma a un dolor ya existente y asi continuamente.